UNA
SEMANA DE AGOSTO
Este
verano, conocí a una nueva persona, en el hotel donde desayuno casi
diariamente, era un cliente que estaba de paso, de hecho, cuando yo
la conocí, ya solo le quedaban unos pocos días para irse.
Ha
venido en representación de las madres, aunque también es
profesora del mismo colegio, era una acampada de críos menores ,
con algunos monitores y ella; entre sus labores, estaba al cargo de
la cocina.(de cocinera).
En
cuanto cruzamos dos palabras, se vio su cultura y educación, algo
que hoy, por desgracia, es poco frecuente.
Lógicamente,
el tema de conversación, del primer día, fue la juventud de hoy en
día, y me quede sorprendido gratamente, cuando hablando con ella,
parecía que se sentía contenta y orgullosa, con la juventud y su
profesión; en mis ultimas conversaciones con docentes, echaban
pestes de los jóvenes de hoy en día y de sus padres. (También es
cierto, que su alumnado era de segundo curso, muy pequeños).
Había
venido de “revote”, consecuencia de una baja de ultima hora, pero
le ha gustado tanto la experiencia, que se estaba planteando en
repetirla, para el año que viene.
En
los pocos días que nos juntamos allí, para tomar el café, ella
esperando a que vinieran a recogerla y yo escribiendo como siempre,
tuvimos unas conversaciones que me llenaron plácidamente, pese a
estar un mínimo de tiempo hablando, (entre treinta y cuarenta
minutos,) excepto un día que llegaron tarde y espero casi hora y
media.
Aquel
día que tuvo que esperar tanto tiempo, (de hecho al final estaba
toda preocupada) por hablar, hablamos hasta de nuestra respectivos
hijos, sus ambiciones y sus logros. Eramos dispares, incluso
opinábamos diferente, pero nos respetábamos, creo que se podía
decir al llegar el ultimo día, tanto para el uno como para el otro,
que se separaban dos amigos.
Cuando
esta se hubo marchado, sentí un gran vació, como si hubiera perdido
al mejor amigo, echaba mucho de menos aquellas tertulias, que tuvimos
durante poco mas de una semana.
Lo
curioso de la historia, es que nunca llegamos a saber nuestros
nombres, pues no nos hicieron falta para nada, solo hablábamos, como
supongo que hicieron en aquellos cafés , a principios de siglo XX,
los grandes escritores, en sus tertulias.
He
buscado desde entonces, algún sitio o persona, que me hiciera
revivir aquellos buenos ratos, pero de momento todo a sido inútil,
cuando encuentro un nuevo sitio, aunque este lleno, me hacen sentirme
solo, y cuando creo encontrar alguien, escucho que solo sabe hablar
de cosas banales.
Que
pena, como me gustaría encontrar un sitio, donde poder tener unas
buenas conversaciones, como en aquellos tiempos del siglo pasado.
Bueno,
quien sabe, la vida da muchas vueltas, e igual, a alguien se le
enciende una luz, y en vez de estar delante de un ordenador,
generalmente solo y sin salir de casa, vuelve a poner de moda,
aquellos cafés de antaño, con sus grandes Tertulianos.
Don
En recuerdo de una amiga y gran persona, cuyo nombre nunca conocí.
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