miércoles, 3 de julio de 2013

CON EL CULO AL AIRE

Es increíble que estemos en el siglo veinte y nos sigamos comportando como energúmenos.
El otro día, fiesta de San Juan, estuve en las fiestas de un pueblo, de los tantos que están en esta época en fiestas.
Marcaba las nueve y media de la noche, el reloj de mi salón, cuando me llamaron por teléfono; Me invitaban a una chuletada que se organizaba esa noche, para todos los del pueblo e invitados.
Después de recibir la llamada me duche y cambie de ropa, había que ponerse “Guapo,” por si las moscas, nunca se sabe lo que uno se puede encontrar por esos mundos de Dios.
Tanto cambio y acicalamiento me hizo llegar un poco tarde, la Chuletada había comenzado hacía rato y la gente estaba en alguno de los casos un poquito contenta, pero solo el “puntito,” nada más, de hecho no hubo ninguna bronca en serio, exceptuando tal vez la del antiguo alcalde, que en plan de broma, le dijo a uno de los asistentes que no sería tan gorrón, pues además de ponerse morado a comer chuletillas y beber vino gratis, de vez en cuando debería acercarse al bar a tomar algo, pagando lógicamente; Todos los tomamos como lo que era, una broma sin más. Todos reímos la gracia, sin más malicia y lo dejamos correr, aunque tenía toda la razón, porque el personaje en cuestión, que acababa de venir de fuera hacia unas semanas, no había ido por el bar ni por casualidad, y eran, a la fuerza, los encargados de llevar las fiestas.
Este ha vivido desde bien jovencito en Venezuela, aunque es hijo del pueblo, se fue con diecinueve años y ya peinaría los setenta.
El parece escudarse siempre en que las costumbres de allí son diferentes y que le gusta más aquello.
La Chuletada paso sin más historias; Pronto tiraron sendos cohetes anunciando el inicio de la gran hoguera de San Juan, los timbales, que este año sonaban por primera vez, daban paso a unos rituales muy escenificados, todo muy novedoso, dándole el glamur que nunca tuvieron estas hogueras en este pueblo. Fue una noche casi mágica donde hasta el más pesimista levanto su ánimo por un largo rato.
Después de la hoguera como todos los años toco un Grupo, cuyo nombre no recuerdo, lo que si recuerdo es el correr de cubatas, algunos incluso fumaron algún porrillo incluso dicen que hubo hasta quien “Pillo” en aquella “Mágica, Noche De San Juan.”
Las fiestas, como todo lo bueno, acaban pronto, teniendo que volver todos a lo cotidiano, aunque en algunos momentos del día nos veamos transportados, por nuestro pensamiento, a los recuerdos de esa noche mágica, de San Juan.
Aquí hubiera quedado la historia sin más, con suerte tal vez le hubiéramos escrito en la entrada de Retazos de una Vida pero. . .
Esta entrada se le llama, “Con el Culo al aire,” por lo tanto algo más tuvo que pasar, efectivamente, pero yo me entere el fin de semana después.
Por lo visto, aquella broma y sobre todo las risas que provoco, a nuestro “Personajillo de Opereta,” no le hizo ni pizca de gracias y se lo estuvo rumiando durante sendos días, hasta que con determinación se acercó a casa de su vecino de enfrente, el antiguo alcalde, llevaba sujetándola, una chaqueta de lana en el brazo izquierdo, mientras con la mano derecho, llamaba con mucha existencia al timbre de este, hasta provocar que saliese su madre, con la que vive, cuando se asomó a la ventana, este le pregunto por su hijo, al decirle que no estaba la exhorto a que saliese a la calle.
Cuando hubo bajado, lo primero que hizo, fue preguntar a qué venia tanta existencia y que deseaba de su hijo, nuestro “Amigo” saco de debajo de la chaqueta un cuchillo de grandes dimensiones, de los que se usan en las matanzas de cerdos, y amenazando a la señora con él, le dijo:
En mi tierra con esto se arreglan las burlas y ofensas, así que dile a tu hijo que le estoy buscando, para matar-le con este cuchillo.
La señora que no se esperaba nada se quedó blanca, subiéndose corriendo a su casa, acto seguido llamo a la Policía y después a su hijo.
El primero en llegar fue su hijo, al cual le debió de costar el calmar a su madre, pues estaba muy asustada, temía lo peor, pues como todo el mundo sabe, en una pelea y más con un arma, siempre pierden ambas partes el perdedor por la herida y el ganador por la cárcel.
Cuando llego la policía, les contaron los hechos, estos fueron a casa del vecino, este, por lo visto les debió de repetir lo que ya dijo a la señora, y uno de los policías le dijo:
Si en tu país se resuelven las cosas así, te quedas allí, pero mientras vivas aquí, te aclimatas a las leyes de aquí, vete a pedirles perdón, entréguenos el arma y como volvamos a tener la más leve queja de usted, nos lo llevamos para el cuartel sin más.
Así como se lo dijeron el vecino lo hizo, con ellos delante,depues cada uno se fue a su casa.
La cosa no ha parecido ir a más, aunque todavía no ha pasado tiempo, aun así me parece mentira que en pleno siglo XXI, estemos peor que en la edad de piedra.
Moraleja:
“Si no quieres que te vean tu culo,
Deja de comportarte como un burro”

1 comentario:

  1. Es cierto que parece mentira que la gente necesite la violencia para arreglar esas "ofensas". Pero muchos no llegan a más acostumbrados a "en mi tierra" "en mi familia" o tan solo "por que a mí nadie..."

    Al final, por lo menos fue un final feliz después de todo que no pasase nada.

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